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Cualquiera que haya visto las noticias alguna vez sabe que a veces las protestas y manifestaciones, por más pacíficas que sean, pueden transformarse rápidamente en un asunto peligroso. Cuando esto sucede, el resultado es casi siempre el mismo: una densa y asfixiante nube de gas lacrimógeno.
Puede que esto te suene como algo ajeno con lo que no necesariamente tendrás que lidiar, pero ha sucedido por años y está pasando ahora mismo alrededor del mundo: manifestantes están siendo violentamente reprimidos y expuestos a gas lacrimógeno en lugares como Hong Kong, Colombia, Chile, Barcelona, y el Líbano.
El derecho a protestar está protegido en gran parte del mundo bajo el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que le entrega a las personas libertad de expresión. Este derecho universal está ratificado también por la constitución de la mayoría de los países: tal es el caso de Estados Unidos y la Primera Enmienda.
Y aunque protestar sea tu derecho y tengas toda la intención de mantener las cosas lo más pacíficas posibles, también es importante saber qué hacer si esos cartuchos de gas empiezan a zumbar por el aire. Protegerte a ti y a quienes te rodean siempre debe ser tu primera prioridad, y estar preparado es la mejor forma de empezar.
Gas lacrimógeno 101
Contrario a su nombre, el gas CS—el nombre técnico del gas lacrimógeno—es de hecho un polvo cristalino que, gracias a una pequeña explosión pirotécnica, se propaga fuera de su cartucho o granada en la forma de un fino aerosol. Este químico fue desarrollado originalmente en 1928 por científicos Norteamericanos, y luego de años de investigación, eventualmente se convirtió en un arma ampliamente utilizada por el ejército estadounidense en la Guerra de Vietnam. Una medida simple para dispersar masas rápidamente sin el uso directo de fuerza, hoy por hoy el gas lacrimógeno es parte recurrente del arsenal para el control de multitudes de múltiples cuerpos de policías y agentes de Estado alrededor del mundo.
“La gente asume que es seguro, [pero] es importante saber que estas armas causan daño,” dice la Dra. Rohini Haar, médico de emergencia y becaria de investigación del Centro de Derechos Humanos de la Escuela de Derecho de la Universidad de California, Berkeley.
El componente activo del gas lacrimógeno—clorobencilidenmalononitrilo—actúa en un receptor específico en el cuerpo llamado TRPA1, cuya principal labor es enviar señales de dolor al sistema nervioso. Una vez que un cartucho es detonado, el polvo CS se libera en el aire y se adhiere a cualquier superficie húmeda que encuentre: las lágrimas en tus ojos, el sudor en tu piel, la grasa en tu pelo, y la saliva y mucosa en tu boca y vías respiratorias.
Al entrar en contacto con el gas, tus ojos te arderán, tu visión se nublará, y empezarás a llorar y parpadear incontrolablemente. Y se pondrá peor mientras más tiempo estés expuesto: luego de unos segundos, no podrás ver, lo que te hará sentir profundamente desorientado, hasta el punto de entrar en la angustia.
Pero eso no es todo. El polvo también irritará tus vías respiratorias. Respirar te será cada vez más difícil y sentirás que tu pecho se aprieta. De manera automática, tu cuerpo empezará a toser, y tu nariz y boca comenzarán a producir una gran cantidad de moco y saliva. Es un mecanismo de defensa, pero paradójicamente hará que los síntomas del gas sean aún peores. Hay personas que reportan haber tenido una sensación de ahogo a causa de sus propias secreciones, y si no te mueves rápidamente de la nube, más mucosa sólo significa más superficie para que el polvo se adhiera.
“El cuerpo produce todos estos fluidos y respuestas para expulsar este tóxico irritante. En el caso del gas lacrimógeno, la respuesta es bastante exagerada, y si las personas afectadas no pueden escapar, quedan básicamente incapacitadas,” dice Sven-Eric Jordt, Ph.D., y profesor de anestesiología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke, y parte del equipo responsable del descubrimiento del rol del TRPA1 en la respuesta humana al gas lacrimógeno.
Sí, es una situación que da miedo, pero tomar mínimas precauciones puede ayudar a reducir los síntomas, lo que te permitirá moverte a un lugar seguro y, ojalá, ayudar a otros en el camino.
Antes de la exposición, prepárate
Ten listas tus pancartas, tus lienzos y lo que sea que uses para hacer ruido, pero asegúrate de dejar espacio en tu bolso para algunos elementos básicos que te serán útiles si alguna vez te encuentras inmerso en una densa nube de gas lacrimógeno. Estas precauciones son clave:
- Usa un pañuelo o bandana. La única medida completamente efectiva para protegerte del gas lacrimógeno es usar una máscara de gas, pero seguramente no tienes una tirada en la casa esperando ser usada. La segunda mejor opción es cubrir tu nariz y boca con un pañuelo o una bandana, idealmente que estén previamente empapadas en agua. Esto evitará que el polvo entre en tus vías respiratorias, lo que te permitirá… bueno, respirar… que siempre es buena idea.
- Cubre tu cabeza. Si puedes hacerte de un pañuelo grande o una camiseta que cubra tanto tus vías respiratorias como la totalidad de tu cabeza, mucho mejor. Si no, puedes usar un sombrero o un beanie para complementar tu máscara. Asegúrate de cubrir tu cabeza lo más posible, y si tienes el pelo largo, amarralo o trenzalo. Esto hará que sea más fácil quitarte el polvo después.
- Siempre protege tus ojos. Puede que no sean los accesorios más glamorosos del mundo, pero usar antiparras de esquí o anteojos de natación bien apretados, ayudará a prevenir que partículas de gas lacrimógeno entren en tus ojos. Si no tienes ninguno de los dos y no quieres comprar, un par de anteojos de sol también te vendrán bien, aunque no son ideales. Estos sólo te protegerán de las partículas que vienen directamente hacia ti, pero si la alternativa es ir desprotegido, los anteojos de sol son mejor que nada.
- Cubre tu piel tanto como sea posible. Esto puede ser un problema en climas más cálidos, pero si tienes que escoger un atuendo para una protesta, la máxima es: mientras menos piel expuesta haya y más densa sea la tela, mejor. Deja los shorts en tu casa y opta por camisetas de manga larga—esto significa menos superficie para que el polvo lacrimógeno se adhiera. No olvides que el polvo CS también se pega a las fibras, por lo que si estás expuesto, lo mejor es que te cambies de ropa lo antes posible.
- Lleva las cosas en tu espalda. Si necesitas correr, llevar tus cosas en un bolso cruzado o tipo tote bag puede ser sumamente incómodo. Especialmente cuando uno de los tirantes se rompe y terminas corriendo de un cañón de agua mientras abrazas tu bolso contra el pecho y un extraño te tira del brazo para ayudarte a correr más rápido. Eso es exactamente lo que me pasó en las protestas estudiantiles en Chile en 2011. La lección que aprendí fue que si necesitas llevar algo, mejor hacerlo en una mochila o en cualquier bolso que puedas llevar en tu espalda. Estarás mucho más cómodo si tienes que correr por tu vida.
- No olvides tu botella de agua. Ya sea para tomar o lavarte la cara, lleva una o dos botellas de agua contigo en todo momento. Si puedes localizar fuentes de agua limpia y potable al principio de la protesta, trata de rellenar tus botellas a medida que las vayas vaciando. No tomes agua estancada, ya sea de una fuente o un pozo, ni siquiera si estás desesperado. Para empezar, lo más probable es que esté asquerosa, pero también considera que puede ser contaminada muy fácilmente una vez que el gas sea liberado en el ambiente.
También hay un par de cosas que es mejor dejar en la casa en la eventualidad de que te veas envuelto en una nube de gas lacrimógeno:
- Maquillaje. Sé que no usar máscara de pestañas y labial puede parecer un sacrilegio para algunos—nada dice “revolución” como un par de labios rojos—pero hay una buena razón para hacerlo. Como dije anteriormente, el polvo del gas lacrimógeno se pega a la mucosa y otros fluidos corporales, y ya que el maquillaje tiene una consistencia oleosa, el polvo se adherirá a él también. Si te enfrentas a una nube de gas lacrimógeno y llevas delineador al interior de tus ojos, el polvo se pegará ahí. Y sí, mejor que no.
- Lentes de contacto. El mismo principio se aplica. Sólo imagina tener polvo de gas lacrimógeno atrapado entre tus lentillas y tu ojo. No es para nada un panorama bonito. Literalmente.
Durante la exposición: No entres en pánico (en serio)
Bueno, no hay nada que pudieras haber hecho. Estabas ahí, alzando tu puño y dándole a tu cacerola con tu cuchara de palo, pero las cosas se tornaron peliagudas, y sin darte cuenta, ya estás en medio de una nube de lacrimógena. No te preocupes—sucede.
Aunque la mayoría de la gente reporta niveles manejables de dolor e irritación, estar expuesto a gas lacrimógeno puede ser un problema serio para poblaciones vulnerables (niños, ancianos y mujeres embarazadas), y quienes sufren de asma u otra enfermedad respiratoria.
“Para los niños es peor porque sus pulmones son mucho más pequeños, así que la relación de superficie y volumen es muy distinta que en adultos. Están en mayor riesgo cuando lo inhalan,” dice Jordt.
Tal como nos han enseñado los videos de seguridad en los aviones, mantén la calma y asegura tu propia máscara—o bandana, en este caso—antes de ayudar a otros. Una vez que tienes tus ojos protegidos y tus vías respiratorias cubiertas, mira a tu alrededor y ve si alguien necesita tu ayuda.
Si ves a alguien tirado en el suelo o sentado a baja altura, es imperativo moverlos a un área limpia y ventilada. El polvo CS es pesado, por lo que una vez que es aerosolizado y se libera al ambiente, cae y se acumula—mientras más cerca del suelo estés, mayor es la concentración de gas.
Una vez que todos quienes necesiten ayuda estén seguros, tu prioridad número uno es salir de la nube de gas. Tu primer instinto será correr, pero debes luchar contra él—correr agitará tu respiración y, antes de que te des cuenta, vas a estar inhalando grandes bocanadas de aire, llenando tus pulmones con más gas lacrimógeno, incluso si tu boca y nariz están cubiertas. Muévete rápido, pero asegúrate de mantener tu respiración calmada.
Cómo apagar cartuchos de gas lacrimógeno
‘Hasta ahora, estos tips permitirán que tú y tus compañeros se muevan a un lugar seguro, y, ojalá, de vuelta a sus hogares con sus seres queridos. Pero si un cartucho de gas lacrimógeno cae cerca tuyo, es útil saber cómo apagarlo antes de que libere más de su hedionda descarga. Sin embargo, te advertimos que lidiar con un cartucho de gas lacrimógeno es más peligroso que emprender retirada, ya que estarás más cerca—y por lo tanto más expuesto—al gas y a la pequeña explosión que lo dispersa.
Videos de manifestantes en Hong Kong aplicando creativos métodos para apagar bombas lacrimógenas se hicieron virales en redes sociales, y fueron replicados en protestas tanto en Ecuador como en Santiago de Chile. Dado que el gas CS sale del cartucho impulsado por una explosión pirotécnica, apagar el fuego al interior es suficiente para detenerlo. Hay dos formas relativamente seguras de hacer esto:
El método del cono de tránsito
El principio es muy simple: cubre el cartucho con el cono para detener la expansión del gas y usa a abertura en la parte superior para apagar el fuego con agua. Este método tiene la ventaja de detener la liberación de gas lacrimógeno casi instantáneamente. Sin embargo, no es muy eficiente en lo que se refiere al uso del agua—ya que es imposible direccionar el agua al cartucho de manera apropiada, vas a necesitar de muchas botellas, las que seguramente son escasas es un contexto de protesta.
La técnica de la botella de agua
Procede con extremo cuidado: este método es mucho más peligroso que el anterior, ya que requiere la manipulación directa de un cartucho activo de gas lacrimógeno a alta temperatura. Existen reportes de personas que han sido víctimas de quemaduras de segundo grado al entrar en contacto con estos dispositivos, pero los manifestantes de Hong Kong encontraron la solución. Ellos usan guantes de cuero gruesos y resistentes al calor para recoger los cartuchos y ponerlos dentro de botellas de agua metálicas, las que luego agitan vigorosamente hasta que el fuego esté completamente apagado. Sin embargo, para emplear este método, la protección es clave: la exposición a concentraciones más altas de polvo CS hacen que sea absolutamente necesario usar una máscara de gas, y los guantes resistentes al calor para proteger tus manos de posibles quemaduras son imprescindibles.
Después de la exposición: medidas de mitigación y cómo deshacerse del polvo
Si buscas en internet, vas a encontrar un montón de posibles remedios para los efectos del gas lacrimógeno, los que han sido usados en distintos momentos de disturbios alrededor del mundo. En 2014, manifestantes en Ferguson, Missouri, se lavaban la cara con leche; en 2011, en el contexto de la Primavera Árabe, manifestante egipcios mojaban sus bandanas con Coca-Cola; y el año pasado, en Palestina se usaron cebollas y vinagre para contrarrestar los efectos del gas lacrimógeno.
Desde el inicio de las protestas en Hong Kong, el protagonista ha sido una mezcla de agua y bicarbonato de sodio (tres cucharaditas por cada litro) que los manifestantes llevan consigo, el cual aplican por medio de un spray en sus caras y bocas para neutralizar el gas. En Chile, los manifestantes adoptaron esta medida y la sumaron a su tradicional arsenal contra el químico, el cual incluye gajos de limones que muerden para aclarar sus gargantas y vías respiratorias.
Los manifestantes confían plenamente en la efectividad de estas técnicas, pero la única receta casera contra el gas lacrimógeno que tiene algo de sustento científico (sólo un estudio hasta el momento), es la solución de agua y bicarbonato de sodio. Según el artículo publicado en 2003, las moléculas del polvo CS son más bien inestables, y eventualmente se rompen en un proceso llamado hidrolización. Condiciones básicas, o pHs menos ácidos, tal como el del bicarbonato de sodio, parecen acelerar este proceso, lo que ayudaría a detener los síntomas causados por el gas lacrimógeno.
“Pero realmente no hay evidencia detrás de nada de esto, y yo sería muy cuidadosa al recomendarle a alguien cualquier otro método que no sea mucho aire fresco y mucha agua”, dice Haar.
Y ése es uno de los principales problemas con el gas lacrimógeno: que no sabemos mucho al respecto. La mayoría de la información de seguridad usada por los gobiernos alrededor del mundo viene de estudios realizados entre 1950 y 1970, lo que significa que los reportes citan datos que tienen 50 años o más.
“No hay más estudios que usen técnicas toxicológicas avanzadas y recientes. Eso es muy preocupantes. No sé por qué es así. No tenemos muchas respuestas”, dice Jordt.
Los últimos datos publicados sobre el gas lacrimógeno datan del 2014, cuando el ejército norteamericano publicó un estudio que encontró que el daño pulmonar en sus reclutas era resultado directo de la exposición continua al clorobencilidenmalononitrilo.
“Éstas son armas”, dice Haar. “Están diseñadas por fabricantes de armas, quienes las actualizan para hacerlas más poderosas. Pero esa investigación no es pública—esto no está aprobado por la [Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos], así que hay muy poca regulación sobre qué son exactamente los químicos que se usan”.
Una vez que hayas escapado de la nube de gas lacrimógeno, el siguiente paso es limpiarte lo antes posible. Sácate los zapatos afuera de tu casa o departamento para evitar traer el polvo al interior. Luego, quítate toda la ropa que traías al momento de la exposición y cuélgala en un área abierta y ventilada por al menos 48 horas antes de lavarla. No la mezcles con otras prendas que no han sido contaminadas, y lávalas en una carga separada dos o más veces de ser necesario. El polvo CS puede mantenerse activo hasta por cinco días después de ser liberado, por lo que es mejor asegurarte de que tu ropa está limpia antes de usarla nuevamente.
Luego, toma una ducha fría por al menos 20 minutos—esto evitará que el gas siga irritando tu piel. Puede que te tengas que duchar un par de veces antes de que el olor a gas se vaya completamente, pero con la primera reducirás el dolor y la irritación a un mínimo. Luego, podrás volver a manifestarte.
“La solución no es no protestar. Ése es nuestro derecho humano”, dice Haar. “Pero la verdad es que estas armas son usadas demasiado constantemente, y eso no debería ser”.