La mayoría de los médicos reducen la fiebre con un medicamento antipirético, pero en la mayoría de los casos, sólo es para hacer que los pacientes se sientan más cómodos.
Nuestro miedo a las fiebres nos hizo asustarnos con incluso un ligero aumento de la temperatura corporal.
Tratamientos antipiréticos
La mayoría de los médicos reducen la fiebre con un medicamento antipirético, pero en la mayoría de los casos, sólo es para hacer que los pacientes se sientan más cómodos.
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Los escalofríos, temblores, estremecimiento – todos hemos experimentado fiebre en algún momento. Cuando tomamos la temperatura y el termómetro muestra cualquier cosa por encima de los 99 grados, muchos de nosotros creemos inmediatamente que estamos padeciendo algún tipo de microbio infeccioso. Sin embargo, tener fiebre no siempre es una señal de infección. Sí, los contagios como la faringitis estreptocócica o la gripe, son la razón más común de una temperatura elevada, pero seguramente no es la única. Las dolencias poco comunes como lesiones cerebrales, reacciones a drogas legales e ilegales e incluso el cáncer pueden incrementar la temperatura corporal por encima de su nivel habitual. Pero no hay que asustarse, todavía. Conociendo cuáles son las causas y cómo pueden ocurrir puede ayudarle a tomar la decisión más sensata sobre su temperatura corporal elevada.
Como muchos niños en la escuela le pueden decir, la temperatura promedio del cuerpo humano es de alrededor de 37 grados Celsius (o 98.6 grados Fahrenheit). Pero los expertos dicen que dicha temperatura perfecta viene con un grado completo de variación, tanto más alto como más bajo, teniendo en cuenta una variedad de factores que incluyen la edad de la persona, la hora del día y la actividad física en el momento exacto en que se tomó la temperatura.
En general, las personas más jóvenes tienden a presentar temperaturas corporales superiores, mientras que las personas mayores presentan temperaturas inferiores. Eso es por diversas razones, pero por comenzar, las personas mayores suelen ser menos activas que las personas más jóvenes y enérgicas. La energía empleada para correr una milla o jugar un partido de fútbol puede incrementar la temperatura corporal. También es por eso que sudamos tanto durante el intenso ejercicio, para que podamos enfriar nuestros cuerpos. Nuestros sistemas internos también funcionan con más calor durante el día que durante la noche.
De acuerdo con los estándares médicos, una persona tiene fiebre si su temperatura sube por encima de 38.2 grados centígrados (100.4 grados Fahrenheit), aunque algunas personas pueden tener fiebres médicamente significativas por debajo de esa temperatura (como suele ser el caso de las personas mayores o de los niños muy pequeños). De todos modos, la fiebre o su nombre médico oficial, «hipertermia» no es un término universalmente definido. Algunos médicos consideran que las fiebres son sólo temperaturas elevadas causadas por infecciones e inflamación, mientras que otros las utilizan para describir todas las situaciones en las que la temperatura de una persona se eleva por encima de los 100.4 grados Fahrenheit.
La mayoría de las fiebres son causadas por una infección. Esto puede incluir no sólo virus e infecciones bacterianas, pero también parásitos, infecciones del tracto urinario y apendicitis. Las causas menos comunes de una infección, pero todavía causas, incluyen cosas como tumores malignos, isquemia tisular (una condición en la cual no llega suficiente sangre a un tejido en particular que la necesita) y reacciones a ciertos medicamentos. Las drogas que pueden causar reacciones incluyen sustancias ilegales como el éxtasis, medicamentos recetados como los antidepresivos ISRS y, en raras ocasiones, medicamentos antipsicóticos. Otras de las causas de la fiebre incluyen inflamación después de una cirugía o de una lesión cerebral, trastornos endocrinos e incluso cáncer.
Pero, ¿qué le sucede realmente a su cuerpo cuando siente la necesidad de envolverse en una cantidad excesiva de cobijas? El Dr. Edward Walter, del Hospital «Royal Surrey County» en Inglaterra, dice que aún así, los investigadores no entienden completamente cómo el cuerpo determina y mantiene la fiebre. Cuando está presente una infección, los virus o bacterias contienen o detonan la producción de un pirógeno (cualquier sustancia que causa fiebre) por parte del sistema inmunitario. Estos pirógenos llevan mensajes a un área del cerebro conocida como «organum vasculosum lamina terminalis» o también órgano vascular de la lámina terminal. Allí, se produce un grupo de mensajeros químicos llamados prostaglandinas. Estos compuestos alteran la señalización normal en el hipotálamo, causando que se reestablezca la temperatura del cuerpo en reposo a un nivel más alto.
Si una infección no es el instigador, existen varios mecanismos diferentes que pueden provocar fiebre. La inflamación puede producir fiebres porque algunas de las sustancias químicas producidas durante el proceso inflamatorio son pirógenos. Del mismo modo, algunos de los medicamentos que podrían causar fiebre tienen características pirogénicas. Una clase de antidepresivos conocidos como ISRS pueden llegar a afectar el nivel del «termostato» al cambiar los mensajeros químicos en el cerebro. El daño cerebral puede causar fiebre a través de un trauma directo en las áreas que se encargan de regular la temperatura.
La fiebre, entonces, es lo que los médicos llaman una «respuesta fisiológica», y no parte de una enfermedad o infección en sí. De hecho, debido a que muchos animales tienen fiebre en respuesta a una infección, los investigadores dicen que hay alguna razón para pensar que la fiebre puede ser una adaptación evolutiva para ayudar al cuerpo a combatir los microorganismos que causan la enfermedad. Debido a esto, los científicos todavía están debatiendo si de hecho podría ser beneficioso dejar que la fiebre siga su curso sin reducirla con medicamentos. Todavía es común que los médicos reduzcan la fiebre con una clase de medicamentos llamados antipiréticos (como el ibuprofeno y el acetaminofeno), pero esto es principalmente para hacer que las personas se sientan mejor y no para ayudarlas a recuperarse.
No bajar la fiebre va en contra de una fuerte tendencia cultural a preocuparse por una temperatura alta. Los científicos e historiadores de la sociedad señalan que, antes de la creación de las vacunas, las fiebres eran frecuentemente mortales, y nuestro miedo a ellas tiene sus raíces en enfermedades como la viruela y la escarlatina. En la sociedad contemporánea, los doctores han nombrado la ansiedad de los padres sobre la temperatura de sus hijos como «fobia a la fiebre», ya que temen cosas como las convulsiones y el daño cerebral permanente como resultado de la alta temperatura. Y aunque estas cosas son posibles (y especialmente peligrosas para los niños pequeños), sólo ocurren en fiebres extremadamente altas de más de 105 grados Fahrenheit, que son sumamente raras en condiciones infecciosas.
No obstante, vale la pena mencionar que las convulsiones y el daño cerebral son más comunes debido a otra situación relacionada con el calor: la insolación. En la insolación, (que también se llama, de manera un tanto confusa, hipertermia), el cuerpo produce un exceso de calor debido a su inhabilidad para desprenderse de él a través de mecanismos naturales como la transpiración. De esta manera, no se trata de un cambio interno en la regulación del calor en el hipotálamo, sino de una imposibilidad de que el cuerpo se mantenga fresco. Esto sucede comunmente en personas como atletas durante los períodos de esfuerzo, pero también es un peligro para las personas mayores que viven solas durante las olas de calor.
Volviendo a la pregunta original, siempre y cuando no haya realizado un ejercicio intenso en medio del calor del verano, es bastante probable que su frente caliente sea causada por una infección. Si está a más de 100.4 grados Fahrenheit usted definitivamente tiene fiebre, y si está a más de 104 usted probablemente debería ver a un médico. Si usted sabe que ha ingerido medicamentos de cualquier tipo (en particular drogas de club o antipsicóticos), o si sabe que tiene una afección de la tiroides o antecedentes de cáncer, existe la probabilidad de que esto le haya causado la fiebre, por lo cual de igual manera debería consultar a un médico. Pero si tiene fiebre y ninguna de las condiciones anteriores, es probable que no tenga problemas para aguantar los escalofríos en casa con un plato de sopa y algunas películas.